Un equipo de investigación del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC), centro del Centro Superior de Investigaciones Científicas ubicado en el Parc Científic de la Universitat de València, ha patentado una enzima con aplicación en la industria papelera y maderera. Se trata de una xilanasa extremófila que reduce el uso de productos químicos para la producción de papel, ya que es capaz de soportar las altas temperaturas (superior a los 90ºC) y el pH extremo (pH10) de alta alcalinidad al que es sometida la madera. Por ello, su uso en este proceso supone una alternativa más respetuosa con el medio ambiente.
Este resultado se ha obtenido dentro del proyecto europeo Woodzymes, en el que participan equipos de investigación y socios industriales de España, Portugal, Francia y Finlandia y que se coordina desde el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas del CSIC.
El estudio de xilanasas extremófilas ha sido llevado a cabo por el grupo de Estructura y Función de Enzimas del IATA-CSIC, liderado por Julio Polaina y del que forman parte David Talens y Paloma Sánchez. Su objetivo es el estudio a medio y largo plazo de las posibles aplicaciones que pueden tener enzimas, especialmente en el ámbito agroalimentario.
El hallazgo de esta ‘superenzima’ ha sido posible mediante el uso de técnicas bioinformáticas, que han permitido llevar al extremo las propiedades de más de 6.000 enzimas. Su uso está especialmente pensado para el proceso de blanqueamiento del papel. “En la actualidad este proceso se realiza con cloro, un químico muy tóxico. Con esta enzima podríamos realizar este blanqueamiento de una manera más sostenible”, asegura Julio Polaina, director del grupo.
En la actualidad, la aplicabilidad de esta enzima está siendo probada en el instituto tecnológico Centre Technique du Papier (Francia)-y la empresa del sector RAIZ/Navigator (Portugal). No obstante, el investigador afirma desconocer en qué momento interesará a la industria su aplicación, puesto que los costes de los productos químicos son muy reducidos y el sistema legal permite, de momento, su uso. Con todo, matiza, "ya hay países, como Canadá, donde se emplean enzimas para la producción de papel".