Los principales genogrupos de norovirus que afectan a los humanos –GI, GII, GIV, GVIII y GIX -, causan gastroenteritis aguda. Estos virus son resistentes al lavado de los alimentos, a la congelación, e incluso a muchos tratamientos térmicos. Los virus entéricos son transmitidos principalmente por la vía fecal-oral y, por tanto, pueden estar potencialmente presentes en alimentos que hayan sufrido contaminación directa a través de aguas de riego.
Esta posible presencia viral en hortícolas y frutos frescos que se consumen crudos o mínimamente procesados y el hecho de que España sea uno de los mayores países productores de estos productos vegetales, ha llevado a la empresa valenciana ValGenetics, especialista en detección de patógenos y sanidad vegetal, y al grupo de investigación de virus de transmisión alimentaria (Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA-CSIC)) a trabajar conjuntamente en el desarrollo de un estuche de diagnóstico para la detección y cuantificación, inicialmente, de los tres principales genotipos de norovirus en fresas y frambuesas.
“Aunque ya existe una norma europea que establece el procedimiento para detectar la presencia de los genogrupos I y II en distintas matrices alimentarias, existe una demanda creciente para la detección de múltiples genotipos de norovirus en sistema multiplex”, subrayan María R. Albiach, CEO de ValGenetics, y Gloria Sánchez, investigadora del área de seguridad microbiológica alimentaria en el IATA-CSIC y especialista en el estudio de los patógenos transmitidos por los alimentos, principalmente los agentes virales entéricos humanos como los norovirus y los virus de la hepatitis A y E.
“Este estuche de diagnóstico, que prevemos tener listo este año, podrá aplicarse tanto a frutos rojos, como a cualquier alimento vegetal”, sostienen. Además, añaden, “nuestro objetivo futuro es seguir colaborando en el desarrollo de otras plataformas diagnósticas basadas en técnicas punteras que nos permitan identificar los virus presentes en una muestra agroalimentaria con precisión diagnóstica”.
La colaboración entre las dos investigadoras surgió en el marco del networking científico-tecnológico que organizaron el pasado mes de mayo el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos del CSIC y la Fundació Parc Científic Universitat de València, con el propósito de impulsar la transferencia de conocimiento desde la investigación al sistema productivo a través de empresas innovadoras.