“Las instituciones que promueven el emprendimiento tienen el desafío de innovar en soluciones que pongan en contacto a investigadores y potenciales CEO”, destaca un informe de la Cátedra MESVAL sobre spin-offs
"Tenemos un problema cultural, nos falta cultura de emprendimiento, apreciamos mucha lejanía entre los laboratorios y el mundo empresarial", es la principal conclusión que subraya Manuela Pardo, la investigadora impulsora del estudio Creación y desarrollo de spin-offs universitarias en València que ha llevado a cabo junto con Elvira Cerver, Antonia Mohedano y Fernando M.ª Zárraga.
Tras fundamentar el estado de la cuestión en torno a este tipo de empresas, nacidas de la investigación universitaria, y entrevistarse con 16 spin-offs de la Comunitat Valenciana y gestores de parques científicos valencianos, el informe elaborado para la Cátedra Modelo Económico Sostenible de València y su entorno (MESVAL) concluye que tres son las claves para fomentar la creación de este tipo de empresas: un resultado de investigación con potencial de mercado, un gestor financiero como CEO y el acceso a la financiación necesaria en cada momento.
En este sentido, Manuela Pardo sostiene que "las universidades poseen un elevado stock de conocimiento, en muchos casos materializado en patentes, que podrían explotarse y generar beneficios económicos y sociales, además de un retorno a la propia universidad" [como puede observarse en el gráfico 2 del estudio].
"Las universidades y los centros de investigación juegan un papel clave en identificar el potencial comercial de los resultados de la I+D+i y en generar las condiciones de contexto que favorezcan la creación de empresas a partir de dichos resultados, contextos que no solo incrementen los números de spin-offs, sino muy especialmente que incrementen también su probabilidad de sobrevivir en el tiempo y crecer", apuntan los investigadores del Departamento de Dirección de Empresas Juan José Renau Piqueras.
El valor de las spin-offs ha quedado demostrado en anteriores estudios. Generan empleo de alto valor añadido y contribuyen al desarrollo de un tejido productivo caracterizado por la intensificación tecnológica (Gómez, Mira, Martínez y Estrada, 2019) y la introducción de nuevos productos en el mercado (Prodan y Drnovsek, 2010). "Lo bien cierto es que, asumiendo las favorables contribuciones de este tipo de empresas a la economía, procede investigar en mayor profundidad en qué caldo de cultivo llegan a germinar y a florecer las spin-offs", explica Manuela Pardo.
Un buen conductor
Entre otros requisitos, "necesitan de un buen conductor que no siempre es la persona responsable de la investigación". "Al frente de una spin-off se requiere a un individuo que sea capaz de fijar las metas, de diseñar el proyecto, de hacer estimaciones, de llevar a cabo la planificación financiera, el control de costes, las proyecciones de ventas, el análisis de la competencia, la negociación con proveedores, y tantas y tantas funciones que no es posible enumerarlas todas; de ahí, la importancia de profesionalizar la gestión. Se puede ser un gran científico y no saber gestionar una empresa. No es nada de lo que avergonzarse, el mundo empresarial tiene su propia ciencia y requiere de sus expertos. No en vano los grandes fondos de inversión exigen, antes de apostar por un proyecto, que esté liderado por un gestor profesional", sostiene.
"Estos resultados han sido generados por equipos que no necesariamente tienen que ser los que los comercialicen. Y es aquí donde, de nuevo, las universidades deben asumir su responsabilidad, en tanto en cuanto tienen la capacidad de hacer visibles esas investigaciones y potenciar que se exploten", señala la economista.
Por ello, "las instituciones que promueven el emprendimiento tienen ante sí un apasionante desafío, el de innovar en soluciones que pongan en contacto a investigadores y potenciales CEO. Pese a que se están ensayando ya algunas fórmulas, queda todavía recorrido para resolver este reto y paliar uno de los problemas más serios con los que se encuentra el colectivo investigador que quiere emprender y no encuentra al conductor profesional idóneo para su vehículo", destacan al respecto en el informe.
Según si el investigador que desarrolla la idea se convierte en emprendedor o no, puden clasificarse en spin-offs promovidas por el investigador (intrapreneurial spin-offs) y spin-offs promovidas por emprendedores externos (extrapreneurial spinoffs), para explotar comercialmente conocimientos fruto de actividades de investigación de la universidad.
Mecánica "confiable" y combustible
El segundo de los elementos clave para una spin-off es un producto o servicio con plenas garantías de viabilidad técnica y económica, "aI igual que un vehículo necesita una mecánica confiable". Para Manoli Pardo, "los equipos de investigación conocen muy bien su campo, en el que son grandes expertos, por lo que presuponemos que serán capaces de alcanzar viabilidad técnica. Pero no todo lo que se investiga es potencialmente comercializable. No toda carrocería atractiva es segura. Como hemos insistido a lo largo del trabajo, la empresa debe estar orientada al mercado. Si no se atienden necesidades reales, no hay futuro. La validación de la idea de negocio es una condición indispensable antes de tomar la decisión de emprender".
En este aspecto, indican que las universidades pueden, y deben, facilitar a los equipos investigadores las oportunidades para recibir feedback de sus propuestas y asegurar así que las iniciativas emprendedoras que se inician tienen potencial de convertirse en empresas exitosas. En definitiva, la spin-off debe ofrecer un producto o servicio con potencial de mercado, basado en una tecnología fiable y en un modelo de negocio realista.
El tercer elemento que sostiene una spin-off, y cualquier empresa en definitiva, es la financiación, "el combustible de nuestro vehículo". "Sin capital no hay inversión y sin inversión no hay empresa. La spin-off necesita financiación no solo para arrancar, sino también para circular. En cada momento sus necesidades financieras son distintas" y los y las emprendedoras "deben tener todos los conocimientos para saber a dónde acudir para conseguir ese capital; siguiendo con nuestro símil, dónde repostar", remarca Pardo.
Un ecosistema emprendedor
Paralelamente a estos tres requisitos, "la existencia de un ecosistema es muy importante". En esta línea, defienden que las spin-offs nacidas en parques científicos "lo tienen mucho más fácil", pues una persona que tiene espíritu emprendedor e investigador pueda apoyarse en otros para encontrar en cada momento los agentes adecuados, "tanto para financiarse como para las miles de gestiones que tiene que realizar".
"También tienen una responsabilidad en este punto las Oficinas de Transferencia", añade. Las universidades españolas impulsaron 1023 spin-offs en 2009-2018, periodo en el que obtuvieron 5074 patentes nacionales. "¿Son muchas patentes o pocas spin-offs?", se pregunta el equipo de investigadores.