Maria A. Rodrigo y Francesc Mesquita, investigadores del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva (ICBiBE), del área científica del Parc Científic de la Universitat de València (PCUV), han participado en el descubrimiento de que la actividad volcánica de La Garrotxa (Girona) se extendió hasta hace solo 8.300 años (se pensaba que el vulcanismo cesó hace unos 13.000 años), lo que constituye el capítulo más reciente de este fenómeno de toda la península ibérica. Los resultados se han publicado en las prestigiosas revistas The Holocene y Scientific Reports
El estudio, en el que también participan junto con el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva (ICBiBE), ubicado en el Parc Científic de la Universitat de València (PCUV), la Universidad de Burgos, el IPHES-CERCA, IDAEA-CSIC, la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de Montpellier, se ha realizado sobre un sondeo de 14 metros de profundidad en el Vall d’en Bas (Girona) y ha revelado datos muy interesantes e inéditos sobre la evolución paleoclimática y paleoambiental del Campo Volcánico de La Garrotxa (Girona).
“Hemos podido reconstruir la evolución paleoclimática de los últimos 13.000 años del NE de la península ibérica, el vulcanismo de La Garrotxa, y el impacto de dichas erupciones en los ecosistemas vegetales, lacustres y en las poblaciones humanas mesolíticas de la zona”, apuntan Francesc Mesquita y Maria A. Rodrigo.
Así, en el área más cercana a la zona de actividad volcánica (hasta 50 km) y durante los eventos de erupción, diferentes procesos como los flujos de lava, depósito de materiales volcánicos, lluvia de ceniza, emanación de gases, aerosoles, flujos piroclásticos y terremotos, afectaron a la flora y fauna, así como la calidad del aire y del agua, y constituyeron un peligro para las poblaciones humanas. En ese sentido, y a partir del estudio de yacimientos arqueológicos cercanos, se observa que las poblaciones de cazadores-recolectores más cercanas abandonaron el área temporalmente durante los períodos de alta actividad volcánica, para luego regresar en épocas de quietud, lo cual demuestra una alta capacidad de reorganización y adaptación.
“Hemos podido reconstruir la evolución paleoclimática de los últimos 13.000 años del NE de la península ibérica, el vulcanismo de La Garrotxa, y el impacto de dichas erupciones en los ecosistemas vegetales, lacustres y en las poblaciones humanas mesolíticas de la zona”, Francesc Mesquita y Maria A. Rodrigo, investigadores del ICBiBE
Restos de algas carófitas presentes en los sedimentos lacustres estudiados. Oósporas de estas macroalgas recubiertas de carbonato cálcico (girogonitos). Fotografía: Maria A. Rodrigo
Dicha actividad volcánica provocó que varias coladas volcánicas obstruyeran el valle del río Fluvià cerca de Olot y se formara un gran lago en la llanura que hoy día se conoce como Pla de les Preses. La secuencia sedimentaria del sondeo estudiado registra señales locales y regionales relacionadas con la dinámica geomorfológica, paleoclimatológica y volcánica del campo volcánico de La Garrotxa.
Los indicadores geológicos y biológicos analizados (organismos acuáticos, registro polínico, la sedimentología y la geoquímica) reportan principalmente variaciones hidrológicas locales, que se han podido relacionar con las principales tendencias climáticas del Holoceno y finales del Pleistoceno, incluidos varios cambios climáticos abruptos que ofrecen pistas sobre los procesos que podrían desencadenarse en el contexto del actual calentamiento global.
Noticia en los medios