Nature se hace eco de la investigación clave del Institut Cavanilles para resolver el caso Maeso

01/04/2014

La publicación resalta en el número de esta semana la importancia del estudio de los investigadores Fernando González y Andrés Moya, del Institut Cavanilles (Parc Científic), la cual demostró que el anestesista Juan Maeso había sido el foco de transmisión de un virus de la hepatitis C en evolución a 275 pacientes.

La revista Nature destaca en el número publicado esta semana un reportaje sobre la aplicación técnicas filogenéticas en el ámbito judicial, elaborado por la periodista científica británica Shaoni Bhattacharya. El artículo resalta la importancia del estudio realizado por los catedráticos de la Universitat de València e investigadores del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva Fernando González y Andrés Moya. Su trabajo logró demostrar que el anestesista Juan Maeso había sido el foco de transmisión de un virus de la hepatitis C en evolución a 275 pacientes, por lo cual fue condenado a prisión en mayo de 2007.

Fernando González considera que el interés de Nature por su investigación “constituye otro reconocimiento científico a nuestro estudio, el cual fue muy innovador y tuvo una gran repercusión, en el ámbito científico y en el judicial, pero también a nivel de divulgación científica porque de alguna manera abrimos la entrada de los virus a los tribunales”.

Las conclusiones de este trabajo se publicaron el año pasado en la revista BMC Biology, un artículo en el que también intervinieron investigadores del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (FISABIO) de la Generalitat Valenciana, y con el cual la comunidad científica avalaba el trabajo de González y Moya presentado en el juicio. Los científicos comprobaron, mediante un riguroso análisis estadístico, cuáles de los posibles afectados por el VHC lo habían recibido del anestesista y cuáles no, lo cual supuso la exclusión del proceso judicial de 47 personas afectadas porque su infección con el virus procedía de otras fuentes desconocidas. Además, “haciendo uso de técnicas avanzadas de análisis evolutivo, pudimos comprobar cuál fue la fecha más probable de infección de cada afectado, con una coincidencia de casi el 95% con las fechas asignadas de forma independiente por la fiscalía”, argumentaba Fernando González.

Además de la complejidad derivada del tratamiento judicial y del gran número de muestras y secuencias con las cuales se completó el trabajo, Fernando González apuntaba que una dificultad añadida se derivó de la continua evolución del virus en el seno de la fuente a lo largo del periodo de diez años en que se estimó la duración del brote, desde cuando fue infectado Juan Maeso y cesó su actividad profesional al descubrirse. Igual que el virus del SIDA (VIH), el VHC “evoluciona con gran velocidad, incluso, dentro de un mismo individuo”. De este modo, como exponía González, “en poco de tiempo pueden encontrarse poblaciones virales muy diferenciadas a pesar de su origen común. El resultado, en este caso, fue que prácticamente la totalidad de los afectados eran portadores de virus diferentes, no exactamente iguales a los encontrados en la fuente de la cual todos ellos derivaban”.

Battaacharya, S. 2014. Disease detectives. Nature 506: 424-426. (http://www.nature.com/news/science-in-court-disease-detectives-1.14775)